Seguimos con el pastel de barro
Bajamos para hacer una primera valoración de daños, si aquello hubiera sido un concurso hubiera costado encontrar cual era el coche que estaba en peor situación. Para empezar el terreno era lo más parecido que he visto en mi vida a las arenas movedizas, era completamente inestable, ibas andando y te hundías en el barro hasta el tobillo, además había unos agujeros muy profundos y sospechosos en el suelo, no dejábamos de pensar que alguna serpiente acabaría asomando en alguno de ellos.
Primero intentamos sacar la pick-up, Joan empezó a palear sacando barro de la rueda que había quedado más hundida, los demás hicimos lo mismo con las manos, bajamos la presión a menos de un kilo, vaya tela encontrar las boquillas entre el barro, todas las ruedas estaban rebozadas hasta arriba!!!.
Pusimos todas las planchas que teníamos, hierro, plástico y madera, si hubiéramos tenido más también las hubiéramos puesto, después de un buen rato trabajando y empujando conseguimos sacar nuestro coche y llevarlo hasta una zona más o menos segura, nos lavamos, nosotros y las planchas, en el agua estancada dentro de las rodadas sin importarnos mucho que tipo de bichos o parásitos andarían por ahí...
El siguiente paso fue, una vez seguros de que la Navara estaba en tierra firme, sacar al Terrano con el winch, eso también costó una barbaridad, Joan iba dentro de su coche, en punto muerto y al ralentí para no enterrarse más, el coche empezó a moverse, pero avanzaba muy, pero que muy lentamente, lo estábamos sacando a peso, arrastrándolo con la fuerza del winch de tan empanzado como estaba, llegamos a dudar si lo conseguiríamos pues había momentos en que ni avanzaba, al contrario, era la pick-up la que se movía sobre aquel terreno lleno de trampas, pero al final el Terrano salió, ya solo quedaba el Patrol.
